jueves, 10 de diciembre de 2009

Sucedió en la Ciudad

Iba Simón caminando por la calle y jugaba con una moneda entre sus dedos, cuando ante sus ojos encontró una escena que rebasaba los límites de lo entendible por la inteligencia humana; algo incapaz de pasar por alto. "Era algo perversamente delicioso" , pensó.

Veía como una pareja hacía el amor en plena calle. ¡Sí, en plena calle! Y a la vista de toda la gente que fingía no ver, pero que acababa mirando casi con descaro.

El era un perfecto animal por sus movimientos salvajes y ella, otro tanto por sus cadenciosos contoneos de fiera.

La gente que iba pasando les dedicaba diversas miradas. Unos los condenaban, otros los envidiaban. No faltó quien se espantara y saliera hecho un bólido de ahí.

Mientras Simón le agradecía a la vida que lo estuviera obsequiando con esta escena de color rojo subido, ya se había formado una bola de curiosos.

El intentó cambiar de pose, pero ella no quiso hacerle segunda y así siguieron. La gente los insultaba y trataron de aventarles piedras, pero no faltaron los que intentaron defenderlos con todo a esta pareja desinhibida, que mostraban su cariño ante todo el mundo, sin prejuicios de ningún tipo.

Quien sí estaba definitivamente siendo afectado por lo que estaba ocurriendo, era Simón, quien difícilmente podía contener la excesiva y abundante cantidad de saliva que traía en la boca. En el momento en que una patrulla se acercó dispuestos a acabar con este espectáculo degradante, la pareja, sin ropa encima, seguía en lo suyo, queriéndose, amándose. No repararon en que hubiera llegado la autoridad. Es más, ni les importaba. Su mirada denotaba parsimonia absoluta.

Un patrullero echó mano a Simón y lo trepó a la patrulla, por andar promoviendo escenas callejeras degradantes para el buen vivir. El otro policía, consiguió una cubeta con Cuca, la de los tamales y la llenó de agua bien caliente y se las echó a boca de jarro a estos dos perros callejeros para que se despegaran. Un chillido de los dos animales fue seguido de una huída a toda velocidad al parque de la esquina a seguir disfrutando los placeres de la vida.



laj






















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