domingo, 11 de noviembre de 2012

SI SE PUEDE, SÍ.

Albaricoque Ruiseñor N. era un fiel hombre de familia que traicionó sus principios por la gorda quesadillera de la esquina de su casa. Nadie creería que este hombre apuesto, fornido y estudiado fuera a dar a las garras de esa lagartona y todo porque lo enamoró poco a poco con las quesadillas de hongos que vendía la rechoncha mujer. El tenía una adorable esposa, leal, servicial y amorosa. Dos hijas gemelas de 6 añitos y un  perro de mascota de nombre José.

Dice una persona cercana a la quesadillera rompe-familias, que esa mala mujer hacía una danza siniestra y satánica cada día, antes de salir a vender sus quesadillas en las noches. "Los hongos los tiraba en el piso, regaba un poco de aguarrás, alcanfor, semillas de girasol, ajonjolí azucarado y un poco de aceite de carro y se ponía a bailar haciendo torsiones rarísimas y sonidos inexplicables salían por su boca y por sus fosas nasales-", decía la chismosa encubierta que dio aviso a la policía, cuando se enteró de este asunto, sin ninguna respuesta por parte de la autoridad.

Albaricoque solía pasar a cenar con su familia al menos cuatro veces a la semana. Les gustaba cuidar su alimentación y comer cosas sanas. Lucrecia, la obesa quesadillera, separaba cada pellizcada de ración de hongos, cuando su cliente y ahora hombre, le pedía sus tres quesadillas de cajón, y escogía el montoncito "hechizado".

Un brillo de maldad recorría la mirada de la comerciante hechicera, cuando oía la voz de su patrón y dueño de su corazón y vida. A la esposa y a las hijas les servía como si nada. Sin problemas.  Para ella, ellas no existían.

Así, una noche mientras cenaba con su familia, Albaricoque, después de quedar todo menso por tanto aceite de auto y aguarrás, combinado con hongos alucinógenos, les gritó enfrente de la muchedumbre y de su nuevo amor que se fueran de su casa, que a partir de ese momento él iría a vivir ahí con su nuevo amor; Lucrecia del Toboso Sánchez Tello.

Todo era confusión. Unas personas reían, otras lloraban, unas más gozaban con la desgracia ajena y otras se abrazaban por las buenas nuevas. Hubo brindis; dos borrachos se agarraron a golpes; un perro pulguiento aprovechando el caos se robó un gran pedazo de queso Oaxaca. La familia lloraba inconsolables.

Así, Albaricoque llevó a vivir a su departamento del Infonavit a su reciente amor y siguió su trabajo como maestro de hula-hula en un kinder, vivendo el resto de sus tres meses de vida, enamoradísimo de su carnosa pareja. Lucrecia vivía la vida que siempre soñó durante esos pocos meses que le vivió su amoroso macho. Era la reina de las telenovelas.
 
Todo lo que hizo fue porque en esos programas lo aprendió. Después, regresó al mundo del comercio.
 
 
 
 
 
FIN
laj










 

sábado, 17 de marzo de 2012

Vivaldi


Es terriblemente incómodo lo que le ha pasado al solista de la Orquesta de Cámara de Plomería y Anexas de la ciudad. Resulta que estando interpretando las "4 Estaciones", de Antonio Vivaldi, en el tramo del Verano, entre movimiento y movimiento, en ese instante en que se hace --o debe hacerse-- un silencio sepulcral, el solista con violín al hombro soltó un flato de esos traicioneros. De los que salen haciendo gorgojitos. No sé cómo explicarlo porque es muy incómodo hasta para mí, fiel observador de las normas sociales y de la no-crítica.

Como todo un profesional, siguió en lo suyo. No dejando que el aroma impregnara a sus compañeros de profesión, ni que viajara hasta los asistentes de las filas frontales, hizo una inspiración que casi provoca el aplauso al unísono del respetable. En este gesto se notó su elevada educación. Se acomodó el pañal y siguió adelante.

El concierto terminó sin ninguna novedad.



Fin
LAJ








miércoles, 14 de marzo de 2012

Pícaro Vendedor

Todos los maridos estaban hartos del vendedor de agua que entregaba los garrafones llenos con líquido de sabe Dios dónde. Sabían que enamoraba a todas las vecinas en la unidad habitacional por donde pasaba diariamente a entregar su mercancía a domicilio y aprovechando las ausencias de sus hombres.

Era un fauno tremendo. No tenía reparos si la cliente era chaparra, gordita o de forma hombruna. A todas, se sabía, las había hecho suyas. Su mirada siempre estaba ardiente. Su color negro chapopote y su camisetita blanca de tirantes, aunado a un olor a sudor rancio y su fuerte personalidad, atraía las miradas de todas ellas. Pero su fama había trascendido fronteras. Se le conocía en otras unidades de los alrededores y había mujeres que se reunían para irlo a ver aunque fuera de lejecitos. 

El no era guapo, pero sabía como ver, hablar y tratar a cualquier mujer. Vendía su mercancía de dudosa procedencia ágilmente. 

Se formó un grupo de maridos engañados quienes ya fueron a poner una queja a la Procu, levantando actas en contra de este pícaro desalmado, que aprovechando las ausencias de los maridos, les roba el corazón a sus amadas.



Fin
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Soledad

"¡Qué se mueran los feos!", retumbó una poderosa voz en todos los cielos. De repente me encontré vagando solo por las arenas del desierto en el que se había convertido la Tierra.

Fin
LAJ

viernes, 9 de marzo de 2012

Pelos

Hace algunos años , no diré si fue en nuestro país o en otro, estaba plácidamente tomando el sol en la playa. A lo lejos oía un alboroto con voces netamente femeninas. 

Aquí diré que hay lugares en el mundo que aún conservan sus tradiciones ancestrales. Algunas son muy pícaras, otras detestables y unas más, simplemente raras. 

Pues oyendo el ruido que se provocaba en los vestidores del balneario que estaba en la playa, me acerqué, como curiosa persona que soy , a investigar.

En primer lugar había una extraña pelea: dos mujeres adultas entablaban una discusión absurda, a mi parecer, pero con la característica que las dos estaban completamente desnudas. Una le reclamaba a la otra su propia belleza; la más joven, enfurecida, le mostraba el final de sus pechos, como orgullosa.  Acercándome más, pude ver que la mayor hacía lo mismo: le enseñaba el final de sus bubis, que algún día fueron gorditas, cachetonas y firmes. Parecía que estaban discutiendo por ver quién de las dos las tenía más bonitas. 

Grande fue mi sorpresa al encontrar un lugar más cercano, casi a ras de piso, para darme cuenta que lo que presumía una a otra eran sus pelos. Exactamente: dije pelos.

 En esta región, pude averiguar por libros antiguos y por el decir propio de algunos nativos, que la mujer que tuviera más pelos en las bubis se les consideraban unas verdaderas diosas. Eran el prototipo de la belleza del lugar. 

Pues una de las señoras en los vestidores del balneario, parecía que tenía una escobetilla para peinar las crines de los caballos, en cada una de sus terminaciones carnosas en el pecho. La otra hacía gala de un par de cucuruchitos con adornos de bigotes de revolucionario; chinitos, chinitos; podía ver con mi mirada limpia. A mi mente llegó la imagen de una piñata de siete picos. ¿Por qué? No lo sé.

La diversión se acabó cuando llegó una dama que era considerada en el lugar como la mujer-lobo, y no porque le aullara a la luna en las noches o porque persiguiera inocentes caperucitas en los bosques. Tenía pelos desde las orejas hasta las encías, pasando por los codos y las rodillas. El área de belleza que la hacía hermosa para el lugar, sobra decir que no se podía ver nada de su piel, aunque estuviera sin una sola prenda de vestir. Estaba alfombrada de pelos.

La discusión previa entre las dos exóticas bellezas terminó cuando vieron esa humillante diosa bonita ante sus ojos. Como castigadas y muy avergonzadas se retiraron con sigilo de los vestidores. 


Fin
laj



















 
   








 























Acá Donde Estoy

Ayer me enteré que te mudaste. ¿Cómo fue? Me prometiste que esperarías a que regresara de mi viaje. Este raro y largo viaje.

Cada que me asomo a nuestra casa encuentro una disposición de las cosas distinta. Los muebles los cambiaste. El piso es, es... no sé. La pintura ahora es muy colorida y veo que ahora hay niños. Ya no te veo.

Cada que pienso en ti recuerdo nuestros buenos tiempos con cariño.
Espera. No tardo en regresar.

Acá el tiempo pasa de otra forma. Aquí donde estoy no hay eso que llamamos prisa. Pero no sé decirte cuando regresaré exactamente. Siempre hay algo por hacer. ¿Sabes? No veo la cara de la gente, pero siento paz, una infinita paz. ¿Sabes por qué?

Te extraño. Prometo que regresaré nomás me den permiso aquí donde estoy.

Cuando me asomo a nuestro cuarto no te encuentro. Eso me pone triste. Pero cuando regreso acá donde estoy, todo deja de preocuparme. A veces me dan ganas de llorar porque de veras te extraño, pero sé que cuando regrese a nuestra casa, contigo, todo será distinto. 

No te veo. No sé si me extrañas.

Quisiera volver a manejar mi moto como antes lo hacía. Como antes del accidente.


Fin
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Fe

Hace treinta meses pedí una pizza por teléfono. Creí que la mercadotecnia del lugar era real. 30 minutos o menos era casi un sueño. Ahora lo entiendo.

Después pasaron treinta días con sus noches. Nada.

Sólo esperaré hasta mañana en que se harán los 30 meses.

A pesar de todo sigo teniendo fe en la humanidad.


Fin
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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Zona de Confort

Ataviada con una blusa nueva de seda, falda larga color marrón, un saco corto y zapatos de aguja que combinaban con todo su atuendo, Eritropoyetina Sambiña tomaba el tren de las ocho de la mañana para llegar puntual a su cita. Sabía que era un albur ir. Quizás Dragoberto Griselino, su antiguo amante, nunca llegaría a esa cita que habían acordado hacía un año. Pero ella iba con toda la ilusión de verlo nuevamente. 

Cuando llegó a su destino, el reloj marcaba las 10:15 a.m. El cielo estaba despejado y el sol brillaba, pero no daba calor. Aún se sentían las reminiscencias del invierno. Nerviosa volteaba para todas partes esperando ver nuevamente a ese ser tan tierno y delicado que conoció en una reunión de amigos hacía más de un año. A pesar de estar felizmente casada, buscaba salir del ahogo de esos 35 años de aburrimiento y rutina diaria. 
Pasaron dos horas y media y nada. Eri se levantaba por su cuarto café de la mañana, esperando amorosamente a ese ser que se había vuelto etéreo. La estación de trenes albergaba ya mucha gente en un ronroneo de ruidos que no la sacaban de su ensimismamiento cariñoso. Al dar las seis de la tarde supo que su amado no llegaría.
Tuvo que regresar a su morada gris de sueños rotos y al frío cobijo de las cosas seguras.
laj

martes, 27 de diciembre de 2011

Un Bebé Especial

¿Conmoción? ¿Desvarío? ¿Sorpresa? No lo sé, pero agencias noticiosas de todo el mundo están dando a conocer una noticia que desde ayer por la tarde ya se sabía, pero que habían querido guardarla en secreto por lo grave del asunto. Tal vez no es tan grave. Tal vez sólo es una curiosidad de la vida. Aún no se sabe bien a bien por qué pasan estas cosas. La cuestión es que un reportero europeo, cuyo nombre me permito omitir, filtró a Internet la nota que en estos momentos está dando la vuelta al mundo a la velocidad de la red.

En un pueblo olvidado de uno de los estados más pobres de este país, una señora primeriza dio a luz un zapato. Así es. A mí no me pregunten ni me manden mails amenazantes reclamándome. Yo no puedo ni ofrecer disculpas ni dar explicaciones. Sólo soy un informador de las cosas.

Un zapato talla 28.5, dicen los que estaban ahí. Es un zapato cómodo, de ante o gamuza, no se ponen de acuerdo aún. De un tamaño regular y en buenas condiciones. Es un zapato del lado derecho para hombre, sospechan por la talla. Es de fino corte y alargado en la punta. Estilizado, pues.

La señora está confundida y su marido más. El señor se echa la culpa por no haber dejado la bebida --específicamente pulque-- desde hace tiempo. La familia y amigos poco a poco se van alejando del hospital donde todo esto está ocurriendo. Los médicos dicen que el zapato está en buenas condiciones, goza de buena salud y la señora Abicaela Saroti está consciente que cuidará de él con amor de madre y con el cariño más absoluto que pueda.

La gente de la prensa no podemos entrar a entrevistarla porque la señora se pasa el día amamantando a su pequeño campeón.


laj






Aquella Vieja Canción de la Infancia

Estaba en la radio esa canción que oía cuando era niño. Cuando el aroma a sopa y a carne con frijoles era algo esperado. El jugaba con su carrito de juguete que apenas cabía en su mano. Era rojo y se empezaba a despintar. Tendría a lo mejor seis años y ese recuerdo le asaltaba la mente cada que se sentía solo o frustrado. Recuerda como todo era alegría en esa casa llena de amor. La casa de Abuelita, pensaba. Cuántos gratos recuerdos. Ahí sólo se derramaban lágrimas de felicidad. La familia reunida hasta altas horas de la noche, cuando el frío de la madrugada forzaba la retirada de los invitados. Esa era una vida digna.

La canción seguía. No pudo continuar comiendo. Un doloroso y amargo sentimiento atravesaron su pecho. Recordó que algún día había sido una persona de bien, amada. Sorbía los mocos y en cada movimiento había un espantoso dolor. Un dolor de saber que aún conservaba algo de ser humano en ese cuerpo dañado por tanta sustancia ajena al que lo había acostumbrado. Ya no pudo comer más. Ya no quiso seguir haciéndolo. Se secó los ojos y se limpió la nariz con una servilleta a medio usar, pagó y salió de esa fondita en la que comía.

Pocos días después se supo que se había entregado a la policía. Traía cargando más de cincuenta muertos él solito. Pensando en los hijos de todos esos hombres a los que había asesinado, se colgó con los retazos de una vieja sábana en su celda. Cuando estaba dejando este mundo volvió a llorar y escuchaba con cariño aquella vieja y triste canción que le recordaba tanto a la casa de su Abuelita, cuando entonces era un niño amado que jugaba con su carrito rojo.
 

laj






 

lunes, 26 de diciembre de 2011

10 Razones por las que no te Contratan en una Empresa.Hombres.

1.- Tienes más de 25 años, vas para el área de Ventas y en un exmen-diagnóstico pones que tu más grande anhelo es aprender a tocar el arpa.

2.- Estás muy feo para los estándares de esa empresa.


3.- En la entrevista inicial, te toca la psicóloga más sabrosa y te la pasas rascándote tus partecitas ¡¡¡enfrente de ella!!!

4.- En la sala de espera juegas con tus flatulencias a que tú eras un pirata desalmado que quería acabar con todos los olores del mar.

5.- Pones en "Trabajos Anteriores" que trabajaste en empresas basura como Publixiii.


6.- En el espacio de "Habilidades" pones que lo tuyo, lo tuyo es la falsificación de firmas y documentos.

7.- En "Referencias" se te ocurre poner a un amiguito quien desde siempre, es el que más te ha odiado en esta tierra.

8.- Llevas tu revista de mujeres encueradas y se te olvida en la mesita de la Sala de Espera.

9.- Te sacas un moco, la cerilla o te deslagañas enfrente de la honorable persona de R.H.

10.- Por tener pocas/nulas ganas de trabajar.


laj

Actividades Navidad 2011

Preparándome para ir a trabajar a la Alameda. Ese traje de Santa Claus está muy bonito, pero es muy pesado. Voy a estar en el stand 23. ¡Búsquenme! Se cumplen sueños. Se escuchan ofertas. Se negocia de todo. Se llevan regalos a domicilio. Se lava ajeno. Se plancha ropa. Se cuidan niños. Se amaestran changos. Se lavan autos. Se hace el super. Se avientan globos con agua desde la azotea. Se tocan timbres. Se bajan switches. Se hacen cosquillas. Se va por el pan. Se hace compañía en momentos difíciles. Se llora en velorios. Se dan clases de matemáticas. Se alecciona para hacer el Rubik. Se enseña a tronarse los dedos sin dolor. Se hipnotiza rapidito. Se echan porras. Se cierran calles. Se avientan piedras. Se aplaude en mítines. Se lleva gente para hacer bola en cualquier evento. Se rentan sillas y lonas. Se hacen mantas. Se ayuda a perder el tiempo. Y mil cosas más ¡sin costo!. ¡Yupi!


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