martes, 1 de diciembre de 2009

¡¡La Tierra Corre Peligro!!

Dicen que a la Martina le llegaban las chichis hasta el suelo. Todos los hombres del vecindario, jóvenes y viejos la tuvieron cuando menos una vez en la vida entre sus brazos. Ahora nadie sabe adonde se fue.

Sólo yo sabía su paradero actual y sus planes macabros. Me acostumbré a subir a la azotea por las noches y desde ahí veía vez tras vez show gratuito cortesía de la Martina. Desde ahí pude ver sus planes que cuidadosamente dibujaba en un pizarrón  una vez que salía de su casa su compañero en turno.

Esas trompas de oso hormiguero que salían de su pecho no eran senos. Eran unos brazos articulados para tomar muestras del DNA de los hombres con los que retozaba gustosa. Con el chupetito de al final recogía pedacitos de piel humana para sus nefastos fines. Se sabía que a ninguno le negaba nada. Era básicamente por cuestiones científicas.militares. En el día, uno se llegaba a encontrar filas a la puerta de su hogar.


Nunca envejecía y desde hace unos cinco años que llegó a la comunidad, nadie supo nunca de donde venía, quién era su familia, ni nada de nada.

Un buen día desapareció. Desde la Luna, esperaba tranquila el momento de regresar a la Tierra con sus miles y miles de súbditos selenitas a conquistar nuestro planeta, valiéndose del conocimiento genético de los seres humanos y, por lo tanto, de sus debilidades.

Era una hermosa diosa lunar y en las noches de Luna, desde la Tierra, se podía ver su figura divina de perfil, al lado de un conejo.

En la Luna no saben qué son las chichis.



laj


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