martes, 8 de diciembre de 2009

Relaciones Públicas


La vecina del departamento de enfrente no dejaba de espiarme por las noches.

Una de esas veces, para darle una lección, anduve por la casa con sólo un libro entre mis manos como única prenda de vestir.

Ya no me espía. Ahora me invita a su casa todas las noches a comer galletitas con café.



laj

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