Hay gente que asegura haber visto un gorila de buen tamaño que atraviesa la carretera que va de Playa del Carmen a Tulúm. Se sabe que por estos lares aún hay monos arañas, tlacuaches, dragones de Komodo, monstruos de Gila, jabalíes, pequeños dinosaurios, pero lo más raro de todo: ¡gorilas!
Dentro de los manglares que abundan en la zona y enclavado en las montañas pegadas a la carretera, se halla el sitio exacto donde mucha gente asegura haber visto a este animal.
"Yo lo he visto", asegura Willie Po, habitante de esta zona. Dice que preferentemente , este mono atraviesa la carretera a medio día, cuando el sol está en su punto y cuando más calor hace. Unos piensan que es para que la gente que lo vea crea que es un espejismo.
Esta vialidad de trayecto recto a lo largo de 250 kilómetros, es un sitio de muchos accidentes, ya que cientos de conductores se quedan dormidos por lo monótono del camino y lo pesado que se hace manejar bajo los rayos del sol a temperaturas cercanas a los 40 grados centígrados.
"Sale con una bolsa de yute y atraviesa la carretera con suma precaución", dijo un nativo de ojos avispados que pidió el anonimato.
"Yo un día lo vi cruzando con un niño gorila llevándolo agarrado de su mano", dijo otro.
Todos a los que les pregunté coincidieron en señalar que regresaba siempre con la bolsa llena de cocos.
"Es un gorila de buen carácter e inofensivo con la gente que lo llega a encontrar", pensé convencido.
Supe también que cuando pasa del lado de las montañas, donde vive, a la playa, donde recoge los cocos de las palmeras, aprovecha para zambullirse un rato en las cálidas aguas del Caribe; y una que otra vez se le ha visto haciendo castillos de arena sin que nadie lo moleste.
Hay paseantes que le toman fotos de lejos, pero esto, mas que molestarle, como que le gusta; pues siempre que nota que va a ser fotografiado, sonríe lo mejor que puede. Sin secarse el agua del cuerpo, toma su bolsa de yute toda llena de cocos y procede a regresar a su hogar, del lado de los montes, ahí por los manglares.
Sólo come cocos y algunos frutos menores y se sabe que vive con una gorila hembra y un niño gorila, por lo que ella lo espera con afán para prepararles la comida a ambos.
Saben que la vida está difícil, por lo que hasta el momento sólo han tenido un pequeñuelo. Si las cosas mejoran en general, piensan aumentar su descendencia más adelante y hasta se cambiarían de casa. Buscarían una cueva con corrientes de aire y con agua natural-- un río, probablemente-- que les quede cerca.
El gobierno de la región está siempre pendiente de el bienestar de esta especie en extinción y hay dìas que del lado de las montañas pasan a dejarles costales con bayas, moras y cocos, para que este gorila no se arriesgue tanto cruzándose de un lado a otro a cada rato.
Se implementó un dispositivo de seguridad permanente desde hace meses, poniendo señales en la carretera que dicen "Cuidado Paso de Gorilas".
laj