viernes, 29 de enero de 2010

Peso

Estaba cargando a mi chica que conquisté en el parque el pasado fin de semana, cuando sentí un crac horrible en la parte baja de mi espalda, que se expandió hasta el talón izquierdo y de ahí rebotó hasta la nuca. ¡Aaaayyy!  Grité y la solté poco antes de llegar a la cama. Su hombro izquierdo y su cabeza pegaron en la esquina del buró y se desmayó por unos minutos. Ya no pude enderezarme y el esfuerzo provocó en mi cuerpo una reacción senil con la que no contaba. Mi ropa interior quedó manchada. 

Ella abrió los ojos, se incorporó con lentitud y se vistió en silencio. Al ver mi posición y la situación de consecuencias corporales que me provocó el grandioso y heroico hecho de cargarla, se rió de mi. ¡Qué bueno! ¡Cochino, cagón! ¡Débil! ¡Poco hombre! Azotó la puerta y salió a toda prisa.

Estando ya solo  no pude ni acostarme. Así duré dos días de pie y sin siquiera poder hablar del dolor que sentía, hasta que los bomberos llegaron alertados por el portero del edificio, ya que los vecinos se habían quejado de que un olor nauseabundo, como a muerto, salía de mi departamento. ¡Era lógico! No podía moverme y mis necesidades fisiológicas dejaba que fluyeran de mi cuerpo a la alfombra, directamente. El Heroico Cuerpo de Bomberos limpió el lugar, me rescataron dándome un masajito en mi espalda y me reconvinieron de no cargar personas más pesadas que yo. Peso 100 kilos de puro músculo.



laj

jueves, 28 de enero de 2010

Maldad

Desde hace más de ocho años y por la naturaleza de mi mismo trabajo soy paracaidista de tiempo completo. Comencé en el ejército. Me estaban adiestrando para ir a una de las guerras en Medio Oriente, sólo que en un salto me lesioné el cuello y eso impidió que me mandaran al frente de batalla. A las fuerzas armadas ya las dejé y desde entonces me dedico de tiempo completo a ser instructor de paracaídas cerca de Valle de Bravo. En la avioneta en la que practicamos los saltos mis colegas y yo cuando no tenemos visitas o clientes, se sabe que hay una niñita de unos siete años que se nos aparece en pleno salto. Es como una ilusión óptica o como un ángel que nos acompaña en cada salto que hacemos. Ernesto, dice que ya la ha visto unas veinte veces. Joaquín, que es el más serio de todos y quien inició con este gran grupo que somos hace unos cinco años, me ha confesado que cuando la nena se le aparece cayendo a su lado, dice que no puede dejar de sentir miedo. Se destaca por su valentía, pero él sí está convencido de que la figurita infantil que ve a veces en algunos de sus saltos, lo pone mal. Silvia, que es una osada joven veinteañera, amiga de Joaquín, dice que también ve a la criaturita en una de cada tres o cuatro saltos que da. Nos cuenta que la infante va platicando con ella y deshoja una margarita mientras va hacia abajo a toda velocidad. Lo malo es que no escucha a la niñita. Ella no le da miedo que le salga la nena. Quisiera poder escucharla porque dice que tiene una mirada de emoción, como todos los que practicamos estas caídas con paracaídas.

A mi, debo ser sincero, me da un pavor enorme estarla viendo desde la misma avioneta. Es una niña de menos de diez años con un vestidito amarillo con florecitas rojas. Cuando vamos haciendo ejercicios previos en el piso de la avioneta, ella está ahí con su carita sonriente y animada porque se siente parte del grupo. No  hemos podido hablar de ella abiertamente, pero pronto lo haremos para que la hagamos nuestra amiga y en algún salto no vaya a jugarnos chueco jalándonos una cuerda o evitarnos abrir el paracaídas. La niña, viéndola bien, tiene una extraña mirada de maldad que sólo yo he podido detectar. Me da miedo platicarles esto a mis compañeros. Sé que no es algo de lo que nos debamos preocupar, pero lo que no me explico es por qué apareció muerto ayer por la mañana nuestro piloto de planta, Mauricio. Sentado en el lugar del piloto y aún teniendo el cinturón de seguridad puesto, reposaba a su lado una muñeca vieja, con un trapito rojo con amarillo y una extraña nota que escita con lápiz decía: lero-lero.

No creo en fantasmas, pero esto está tomando un sentido tétrico. Este pequeño testimonio lo estoy escribiendo en la parte trasera de mi auto la mañana siguiente a la muerte de nuestro amigo. Empieza a hacer mal clima, creo que hoy no nos vamos a aventar. La policía viene en camino y revisará todo lo que ha pasado y deslindar responsabilidades. ¡Un momento! ¡Estoy viendo que de una ventanilla y luego otra y otra ventanilla de la avioneta aparecen caritas de muñecas con expresión de burla! Mis amigos vienen hacia mí. No fui el único en ver eso. Me comentan lo mismo. Hemos decidido hacer algo. Saltaremos juntos y llevaremos un amigo que le hace a la magia blanca y en pleno aire hará el intento de zafarnos de ese fantasmita.

Al día siguiente hacía un sol esplendoroso. Alrededor de las siete de la mañana nos juntamos, subimos a la avioneta y un nuevo piloto nos llevó al aire. Saltamos todos unidos agarrados de las manos haciendo casi un círculo en el aire, el brujo comenzó a hacer lo suyo. La niñita se apareció entre Silvia y yo. Silvia me apretó la mano y sonreía contenta. Cuando la niñita espectral me volteó a ver me miró con un odio inusitado, pavoroso. Del susto me solté del grupo y no pude abrir mi paracaídas. A Ernesto una ráfaga de aire lo arrastró hacia atrás de un banco de nubes nimbus y a Joaquín ya no lo vi. Yo caía preocupadísimo porque mi paracaídas de reserva se había atorado. El aire maltrataba mi cara y mi cuerpo iba cayendo descompuesto. El amigo que llevamos a la desventura, Mario, había estudiado para brujo de magia blanca en una universidad de Veracruz, se deshizo en pedazos en el aire. 

Casi al llegar al suelo a estrellarme, alcancé a voltear hacia arriba. Silvia caía con su paracaídas ya abierto, con cara de maldad y en su espalda venía la escuincla fantasmagórica, riéndose a todo pulmón disfrutando de los paisajes que le ofrecía el lugar privilegiado del que gozaba, deshojando una margarita de hojas muy amarillas.



laj



 
































martes, 19 de enero de 2010

La Rata Jija

Dicen en la colonia que en las tazas de los baños aparece furtivamente una rata anfibia, es decir, puede y le gusta vivir no sólo en la tierra sino también en el agua. Se sabe que es el fallido experimento de un laboratorio de médicos extranjeros que se llegó a colocar en las afueras del mismo barrio hace ya casi un año.

Las personas que se han visto cara a cara con este animal, dicen que tiene una mirada de cierta ternura, que viéndola con atención, puede hasta pasar como unos ojos de incomprensión. Sabemos por experiencia que este roedor es voraz omnívoro. Comen paredes, pedazos de hule, antenas, metales y todo lo que se les interponga para llegar a su objetivo, que generalmente es algún alimento. No dudan en  comerse a sus mismas crías o a las de las rivales. Pueden cometer canibalismo con ratas aun más grandes que ellas. Todo depende qué tan amenazadas se sientan.

Esta rata aparece adentro de las tazas del excusado una vez que el usuario se dispone a depositar en la misma los sobrantes de su cuerpo. Justo cuando se levanta la tapa y se ve para abajo, sale de forma impevista la rata y según algunos científicos, nomás asoma su cara cachetona y de hocico afilado para divertirse. Exactamente: ¡para divertirse!  En los experimentos que le estaban haciendo antes de que se fugara una noche  en la que el doctor Smith se descuidó y se le fue por la mismísima puerta principal, se desprende el siguiente informe.

"Este animal de unos 600 gramos de peso, color negro azabache con un lunar blanco alrededor del ojo izquierdo y cola, la mitad rosa y pelona y la otra mitad negra y peluda, ha sido creada con inseminación artificial al útero de su madre; una rata que ha ganado torneos de raza y casta a nivel internacional .Se ha conseguido inocularle espermatozoides de un macho rata ya grande, de unos doce años de edad, semental nato. Ha estado también en campeonatos y ha ganado la gran mayoría de las veces que se le presenta en ese tipo de torneos. Tiene buen origen esta rata en cuestión. El papá es un hermoso especimen gris con motas negras, tiene una alzada de primera categoría y una mirada que hipnotiza. Todo un campeón.

"De octubre a la fecha, se le ha inyectado hormonas de mico camerunés, dopamina humana y una dosis fuerte de heroína con cocaína líquida diariamente. Esto hará que este animal en su cerebro se obstruya el sitio  donde se genera la agresión y en su lugar, sólo se produzca la hormona de la felicidad. O sea que la rata buscará divertirse antes que cometer alguna agresión que no sea comer a sus horas.

"Este es un experimento muiy delicado porque al estar suministrando al roedor sustancias tan peligrosas y delicadas a la vez, puede ser cancerígeno para ella; la estamos volviendo casi una rata-humana.; y lo que es peor: una rata burlona. En efecto, nuestros estudios están encaminados a hacer que los animales no sigan pasando por este mundo nada más viviendo sino viviendo bien, sonriendo, riéndose y siendo felices. Así como se lee. Así como se oye. Queremos hacer historia. Somos muy exigentes con nosotros mismos y queremos todos los premios del mundo, de todas las universidades respetables, de todas las asociaciones de investigación científica. Esto revolucionará al mundo. Y esta rata es sólo el comienzo. Mundo prepárate".

Esto es lo que decía el informe encontrado en los archivos de esta institución.

Lamentablemente para estos facultativos la rata escapó. Aún el doctor que estaba de guardia la vio y esta volteó a ver la reacción del doctor Smith. La rata, jura el doctor, hizo una mueca y movió la cabeza de un lado a otro, saliendo disparada alegremente a las alcantarillas de la calle donde está el laboratorio.

Cuentan testigos que este travieso animalito peludo oye las puertas de los baños cuando se abren y busca la ruta más rápida para alcanzar su posición de ataque. Aunque como ya se ha dicho, lo único que hace es asomar su cabeza en el mismo instante en que la gente alza las tapas de sus baños para disfrutar de sus caras  asustadas y salir nadando fuera de ahí muriéndose de la risa. Je, je. ¿Como será una rata carcajeándose?

Los médicos quieren recuperar a este diamante pulido para hacerse multimillonarios. Saben que lo pueden lograr. El único detalle es que la ratita risueña se la pasa espantando a la gente en sus casas que decentemente quiere hacer caca  y no pienso que quiera regresar porque se pega unas divertidas bárbaras.



laj


















Valores Familiares

--¡Papi, papi! ¿Qué es joint venture? ¿Blue chip? ¿Due dilligence?

--Hijo, no sé. No dejes de mover tu trapo que las gorditas se llenan de moscas. ¡Eso sí es importante!



laj

Desilusión


Me entregué a ti y de nada sirvió. No te quisiste casar conmigo. Me habías dicho que si nuestro amoroso cariño crecía día tras día, lo más probable sería que dejaras a tu esposa y dos hijos y te vendrías a mi lado a hacer una vida como pareja feliz. Por eso cedí. Por eso mi cuerpo languideció ante tu vigoroso empuje. Dejé que me amaras todas las veces que quisiste. Fui prácticamente un objeto de tu uso y de tus burlas. Me veías cuando querías. Estaba a expensas de lo que necesitaras y era tu más fiel servidora. Sólo era para ti. Me conformaba con migajitas de tu afecto. Por eso tantas cosas de las que no me arrepiento. Por eso todo.

Siendo una connotada psiquiatra con estudios de especialidades en el extranjero, y hablando a la perfección seis idiomas, me enamoraste locamente cuando todas las mañanas pasabas en tu bicicleta vendiendo churros frente a la casa.

Lo bueno es que mis hijos me visitan la próxima semana y ya no te veré más. Me iré con ellos de vuelta a Londres. Necesito la brisa calmada del Támesis. Ya no quiero vivir en esta ciudad contaminada, llena de gente y con tantos problemas. Ya no aguanto más este corazón destrozado.



laj







jueves, 14 de enero de 2010

Un Hombre Respetable...

De pequeño quería ser bombero o, quizás policía. A los siete años no se tiene una idea definida de lo que uno quiere hacer con su vida. Fui creciendo y después, víctima de películas y programas de televisión, daba todo por ser piloto aviador. Veía que el uniforme y ese andar garboso era algo que causaba un impacto fuerte en la población femenina. En especial a las aeromozas. Hace algunos años --veinte-- ellas eran bien reclutadas. Mujeres de caritas hermosas y cuerpos majestuosos lo atendían a uno en los aviones. Eran mi máximo cuando era pre-adolescente. No soportaba ver a una de ellas en vivo y soñar con sus besos, sus caricias.

En mi crecimiento tuve que ver las películas mexicanas, sobre todo las de Pedro Infante. En búsqueda de quedar bien con las mujeres, traté de imitarlo tanto como pude. Intentaba hablar como él. Cantar igual. Dejarme el bigotito de globero Hacer las mismas gracias que hacía, sin éxito alguno. Y es normal, pues yo contaba con sólo trece años. Y no era como él en nada.

En el cine mexicano también me encontré con las películas de encueradas. ¡Chin! ¡Esa fue mi perdición! Aún en estos días sigo pensando por qué no me dediqué a ser actor de cine de este tipo de películas. Abrazar a estas muñecas, besarlas, hacer escenas de cama...mmm, ¡ajúa!

El Savoy, Teresa, Nacional, Colonial y algunos cines más donde pasaba mis horas de clase, hicieron de mi un demonio de la lujuria. No podía dejar de pensar todo el día en Angélica Chaín, Sasha Montenegro, Isela Vega, Maribel Guardia, Carmen Salinas (¡!). ¡Oh qué felicidad! No hacía la tarea porque mi mente y visiones estaban dirigidas sólo en ellas. Soñaba con estas mujeres hermosas de día y de noche. Estuve enamorado. A mi nadie me puede decir que no he vivido. ¡He estado enamorado!

Para colmo tenía un amigo que cada jueves nos invitaba a toda la palomilla a ir al cine a ver los estrenos de todas las películas de su tipo, ¡gratis!

Yo quise ser como Jorge Rivero o Andrés García. En esos tiempos los envidiaba a los dos personajes por suertudos. Me imaginaba a qué olían las actrices de entonces. Sus besos, sus manos, sus caderas, sus sus...

Y mientras la vida pasaba

Cuando mis familiares me preguntaban qué iba a estudiar yo no dudaba ni un segundo: actor de cine porno mexicano. Por algún buen motivo mi mente ya no recuerda las risitas y burlas que seguían a mi comentario.
"Al fin para eso creo que ni se estudia, sólo hay que seguir órdenes", pensaba yo seguro de mis ideas.

Viendo mis padres que ya estaba todo desbalagado y casi casi idiota de tanto sexo sin pareja, decidieron darme un consejo que hasta la fecha me lacera los oídos: estudia algo para que algún día seas alguien.
¡Achis! ¿Pues que no soy alguien? Pensaba mi cabecita loca. Y se soltaron dándome opciones: estudia para pescador en un barco tiburonero, ganan bien. Sé contador, esos ganan que no veas de lana. ¿Por qué no le entras a ser vendedor de filtros? Ganan súper y viajan mucho. Los domadores de tigres son de las profesiones mejor pagadas. Eso puedes estudiar. Un pintor y resanador de monumentos es de lo más respetado por el sueldazo y admiración que reciben de la gente, mijo.

¡Orale! Siguieron así como durante seis horas más. Ya no los escuché. Decidí guiarme por mi indestructible y anormal instinto nómada. Tomé la decisión de no estudiar y me fui a probar suerte de cargador a la Central de Abasto. He hecho mi dinerito.Ando con tres morritas a la vez..Ahora vendo tamales bien sabrosos y ruleteo una micro, el dinero no me falta; pues al fin y al cabo a mi me interesa ser un hombre respetable y tener chamacas de a montón.



laj

viernes, 8 de enero de 2010

Tolerantes

Estando con una amiga, recalcitrante vegetariana, me condenaba ásperamente.

-- ¡Eres anormal! ¡Lo que acabas de hacer no aparece en la naturaleza como algo sano! ¡Cometiste el pecado de la carne! ¡Eso es demencia animal!

De sus ojos salían rayos y de su boca espuma. Temblaba de enojo y comenzaba a sudar.

-- ¡Y qué! No tiene nada de malo ser cariñoso con los animalitos. ¡Me comí ese pedazo de vaquita en esta riquísima hamburguesa, aderezada con mucha catsup!

-- ¡Animal! -- Me apabulló.



laj

jueves, 7 de enero de 2010

Convivencia con Tolerancia

Estando a punto del clinch, mi nueva novia me dijo con cierto misterio:

-- Espero no te enojes. Tengo los pezones de mandril.

-- ¿Peludos? Pregunté abrumado.

-- No. Rosas y largos, largos. ¡Como popotes!



laj