La señora de la tienda anda de enamorada con mi abuelito. Se dan besos en las noches atrás de la escuela primaria. Aprovechan que está bien solo por ahí y pícaramente hacen de las suyas. Mi abue sale de la casa a las nueve todas las noches diciendo que va por unos cigarros. Regresa diariamente como a las diez y media lleno de una tranquilidad fabulosa. ¡Ah, qué mi abue! Un tren de vida como el suyo le puede hacer daño a su corazón.
Siempre agarra su andadera con la velocidad que aún le permiten sus 94 años y va a sus encuentros furtivos con su amada de 22, con seis hijos a cuestas. Lo bueno que mi viejito ya le puso las cosas claras a su novia. No quiere echarse compromisos que no pueda cumplir. En caso de llegar a formalizar la relación, él no cuidaría niños ni se iría a la tienda a atenderla. ¡Es un calavera!
laj
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