Corría a lo largo del parque una calurosa mañana del verano pasado. Un espantoso talcuache salió a mi paso. Me detuve, obligado. Nunca había visto uno de cerca., tan de cerca. Me provocó mucho asco ver su aspecto. Pero, por su reacción, creo que a él también le causé la misma impresión.
De inmediato dejó de comer y sin dejar de mirarme, haciendo gestos terribles, vomitó cerca de dieciseis veces.
¡Ay! ¡Grosero!
laj
No hay comentarios:
Publicar un comentario