viernes, 23 de octubre de 2009

Un Profesor de la Secun

Mi profesor de historia de la secundaria era mi más grande referente que tenía en mi adolescencia. Sabía que si estudiaba mucho podía llegar a dar clase tan padre como él.

Sabino, se llamaba. No sé si la etimología de su nombre tenía algo que ver con toda la sabiduría que nos compartía, pero sospecho que sí. Los conocimientos que nos transmitía eran inacabables. Su mirada, siempre fija, me indicaba que sufría cuando notaba que no le entendíamos o cuando le contestábamos mal.
Cuando le respondíamos acertadamente era una gran felicidad en todo el salón. Sus ojos pardos se tornaban en una mirada de gratitud inconmensurable. Una sonrisa infantil hacía que su rostro, joven aún, transmitiera una energía positiva muy padre. Era un buen ser humano. ¡Yo quería ser como él! Era mi grito de batalla cada que salía de su clase y platicaba con mis compañeros de grupo.

En la secun no era tan importante para mí el señor dinero. No sabía lo que ganaban los profesores. De todas formas fue para mi un gran ídolo. Hasta la semana pasada, que después de muchos años lo volvi a ver, manejando un microbús y en su radio sonaba la "Fantasía Para Piano, Coro y Orquesta" de Beethoven.

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