domingo, 25 de octubre de 2009

Calidad

Apuró el último sorbo de su bebida. Debió de haber sido de lo más barato y corriente a juzgar por las caras que hizo. Tiró su última carta con los ojos caídos y las cejas sin moverse un milímetro. "¡Flor imperial!", gritó el que la hacía de tallador. Los invitados a la mesa y los contendientes aplaudían y felicitaban al ganador.

Al estar recogiendo su dinero, un fulminante dolor de hígado lo llevó al suelo, muerto.

Se dice que en este bar no toda la bebida es buena.


laj

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