lunes, 9 de noviembre de 2009

Cortos II

La policía siguió mi rastro y me encontró cerca del lago del cerro, a un lado del cementerio, alimentándome de hierbas. De nada me sirvió huir a las montañas tratando de evadirme de la acción de la justicia. Fue inútil. Todos en la aldea saben que yo fui el culpable de embarazar a las seis "hijas" de don Ovidio.

Las camadas de becerros salieron todos igualitos a mí.




laj

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