miércoles, 30 de junio de 2010

Osito Panda

Hay cada historia en este país, que nos las han hecho pasar como buenas siendo un auténtico bodrio, una falsedad. Tal es la historia del Osito Panda, que hasta una cantante de la década de los 80´s  le compuso una canción y se convocó a todo México a buscarle un nombre al animalito. Tohui, fue el nombre ganador. Niño, en náhuatl, por cierto.


Pues bien, resulta que este osito nos lo mostraron las cámaras de televisión unos dos meses y después ya no. Las tomas televisadas eran desde lejos. Ya no había entrevistas con la directora del zoológico de Chapultepec en esos meses siguientes. La cantante se hizo millonaria a raíz de esa canción que nos zumbó los oídos cerca de dos años a todo el país.


Paralelamente, en esos meses, un gran narcotraficante de la sierra de Guerrero, escapaba de la cárcel y cuentan las malas lenguas que se fue a refugiar justo a la casa de los animales, ahí en Chapultepec. Dicen que era primo lejano de la directora del zoo, por lo que recurrió a ella para pedirle ayuda. Joaquina, que así se llamaba, le ofreció un disfraz que ella había usado hacía unos meses, cuando era actriz de teatro y aún no tomaba las riendas de la dirección del zoológico. El disfraz era un oso panda de tamaño humano.


Teniendo la sartén por el mango, Joaquina envió a China a Tohui panda a desarrollarse en su mero ambiente natural y lo que hizo después es algo que muy pocas personas conocemos en México. Ya le había dado el disfraz a su primo lejano, y era para que le buscara algún salvoconducto para algún estado de la república, o con sus conectes, hasta a lo mejor en otro país. Pero no. Quiso no descuidar dos frentes. Primero, la fama que también a ella le había dado el dichoso Tohui por estar viviendo ahí en Chapultepec. Y después, el ocultar el hecho de mandarlo a China sin que el pueblo bueno mexicano se enterara. 


Las entrevistas iban y venían y ella, Joaquina Rosiniesca, se llenó de fama, de gloria, de dinero. Desde la ventana de su oficina, donde siempre eran las entrevistas, se podía ver al labregón malandrín de Israel Cano Tintero. Bueno, sólo algunas personas sabíamos este detalle. 


El disfraz le quedaba tan bien, que lo único que tuvo que aprender Israel, el narco evadido de el Reclusorio Norte, fue a moverse con esa gran botarga encima, a soportar el calor de estar ahí debajo del sol sentado y a comer ramas de bambú con la misma gracia que tienen los veradaderos pandas.Lo único que le daba un poco de trabajo era darse marometas y tomar agua sin que se notara que el oso tenía lengua humana. La labor no fue tan ardua. Su prima le prestaba un recoveco como zotehuela que estaba al lado y un poco atrás de su oficina para que se quedara a dormir y ahí podía checar en video miles de casetes que ahí estaban. Los vio todos una y otra vez. Nadie hubiera podido adivinar que este narco se hizo pasar seis meses por el adorable y gracioso Tohui.


Israel ya se paseaba sin disfraz por las oficinas de su prima y en eso, no falta un pinche chismoso en cualquier oficina y que lo reconoce. Dio aviso de inmediato a las autoridades y se armó la grande. Joaquina pensó rápido y pidió al botijón de Tohui ya crecido de regreso desde China. Israel nunca echó de cabeza a su familiar y lo regresaron a la sombra a purgar los 105 años que le faltaban. El zoológico fue cerrado quince dias dizque para reparaciones varias, quien haya vivido esa etapa en 1980 se acordará.


A treinta años de ese suceso, y una vez que ya me jubilé como director de una área de la Policía Secreta de este país, puedo contar que eso fue lo que realmente pasó. Si alguna vez a usted le tocó ir a ver a Tohui en esos seis meses que fue suplantado por ese desalmado, probablemente lo vio echadote, sin hacer nada. No crea que todos los pandas son así de huevones, no. Lo que sucede es que la botarga estaba bien pesada y por eso Israel Cano Tintero, famoso narco, se la pasaba todo el día sentado.


Yo también quiero hacer una pequeña aportación a México, ahorita que están tan de moda esas cosas. 



laj

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