sábado, 3 de julio de 2010

Amor del Bueno

Cansada, con los ojos rojos de tanto tiempo de estar juntos, queriéndose, pero con mirada de amor aún, Sixtina seguía deleitándose con esos ricos tacos de cerilla que escarbaba de las orejas de su novio, Rubén. El, acostado sobre sus piernas, se dejaba querer. 


En la banca del parque España, los sábados por las mañanas, muy temprano, repetían una y otra vez su linda y tierna escena de cerillofagia. Alternadamente cambiaban el lugar de privilegio hasta que el cerumen de cada uno desaparecía. Los taquitos los acompañaban con unos ricos chiles chipotle y un refresco de toronja de dos litros.



laj

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