viernes, 29 de enero de 2010

Peso

Estaba cargando a mi chica que conquisté en el parque el pasado fin de semana, cuando sentí un crac horrible en la parte baja de mi espalda, que se expandió hasta el talón izquierdo y de ahí rebotó hasta la nuca. ¡Aaaayyy!  Grité y la solté poco antes de llegar a la cama. Su hombro izquierdo y su cabeza pegaron en la esquina del buró y se desmayó por unos minutos. Ya no pude enderezarme y el esfuerzo provocó en mi cuerpo una reacción senil con la que no contaba. Mi ropa interior quedó manchada. 

Ella abrió los ojos, se incorporó con lentitud y se vistió en silencio. Al ver mi posición y la situación de consecuencias corporales que me provocó el grandioso y heroico hecho de cargarla, se rió de mi. ¡Qué bueno! ¡Cochino, cagón! ¡Débil! ¡Poco hombre! Azotó la puerta y salió a toda prisa.

Estando ya solo  no pude ni acostarme. Así duré dos días de pie y sin siquiera poder hablar del dolor que sentía, hasta que los bomberos llegaron alertados por el portero del edificio, ya que los vecinos se habían quejado de que un olor nauseabundo, como a muerto, salía de mi departamento. ¡Era lógico! No podía moverme y mis necesidades fisiológicas dejaba que fluyeran de mi cuerpo a la alfombra, directamente. El Heroico Cuerpo de Bomberos limpió el lugar, me rescataron dándome un masajito en mi espalda y me reconvinieron de no cargar personas más pesadas que yo. Peso 100 kilos de puro músculo.



laj

1 comentario:

  1. Ja,ja,ja. Que bueno que lo mencionas para no estar contigo en esas condiciones, ya que pondrían en peligro tu bienestar y ademas a mi, je,je.

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