Estando con una amiga, recalcitrante vegetariana, me condenaba ásperamente.
-- ¡Eres anormal! ¡Lo que acabas de hacer no aparece en la naturaleza como algo sano! ¡Cometiste el pecado de la carne! ¡Eso es demencia animal!
De sus ojos salían rayos y de su boca espuma. Temblaba de enojo y comenzaba a sudar.
-- ¡Y qué! No tiene nada de malo ser cariñoso con los animalitos. ¡Me comí ese pedazo de vaquita en esta riquísima hamburguesa, aderezada con mucha catsup!
-- ¡Animal! -- Me apabulló.
laj
No hay comentarios:
Publicar un comentario