jueves, 14 de enero de 2010

Un Hombre Respetable...

De pequeño quería ser bombero o, quizás policía. A los siete años no se tiene una idea definida de lo que uno quiere hacer con su vida. Fui creciendo y después, víctima de películas y programas de televisión, daba todo por ser piloto aviador. Veía que el uniforme y ese andar garboso era algo que causaba un impacto fuerte en la población femenina. En especial a las aeromozas. Hace algunos años --veinte-- ellas eran bien reclutadas. Mujeres de caritas hermosas y cuerpos majestuosos lo atendían a uno en los aviones. Eran mi máximo cuando era pre-adolescente. No soportaba ver a una de ellas en vivo y soñar con sus besos, sus caricias.

En mi crecimiento tuve que ver las películas mexicanas, sobre todo las de Pedro Infante. En búsqueda de quedar bien con las mujeres, traté de imitarlo tanto como pude. Intentaba hablar como él. Cantar igual. Dejarme el bigotito de globero Hacer las mismas gracias que hacía, sin éxito alguno. Y es normal, pues yo contaba con sólo trece años. Y no era como él en nada.

En el cine mexicano también me encontré con las películas de encueradas. ¡Chin! ¡Esa fue mi perdición! Aún en estos días sigo pensando por qué no me dediqué a ser actor de cine de este tipo de películas. Abrazar a estas muñecas, besarlas, hacer escenas de cama...mmm, ¡ajúa!

El Savoy, Teresa, Nacional, Colonial y algunos cines más donde pasaba mis horas de clase, hicieron de mi un demonio de la lujuria. No podía dejar de pensar todo el día en Angélica Chaín, Sasha Montenegro, Isela Vega, Maribel Guardia, Carmen Salinas (¡!). ¡Oh qué felicidad! No hacía la tarea porque mi mente y visiones estaban dirigidas sólo en ellas. Soñaba con estas mujeres hermosas de día y de noche. Estuve enamorado. A mi nadie me puede decir que no he vivido. ¡He estado enamorado!

Para colmo tenía un amigo que cada jueves nos invitaba a toda la palomilla a ir al cine a ver los estrenos de todas las películas de su tipo, ¡gratis!

Yo quise ser como Jorge Rivero o Andrés García. En esos tiempos los envidiaba a los dos personajes por suertudos. Me imaginaba a qué olían las actrices de entonces. Sus besos, sus manos, sus caderas, sus sus...

Y mientras la vida pasaba

Cuando mis familiares me preguntaban qué iba a estudiar yo no dudaba ni un segundo: actor de cine porno mexicano. Por algún buen motivo mi mente ya no recuerda las risitas y burlas que seguían a mi comentario.
"Al fin para eso creo que ni se estudia, sólo hay que seguir órdenes", pensaba yo seguro de mis ideas.

Viendo mis padres que ya estaba todo desbalagado y casi casi idiota de tanto sexo sin pareja, decidieron darme un consejo que hasta la fecha me lacera los oídos: estudia algo para que algún día seas alguien.
¡Achis! ¿Pues que no soy alguien? Pensaba mi cabecita loca. Y se soltaron dándome opciones: estudia para pescador en un barco tiburonero, ganan bien. Sé contador, esos ganan que no veas de lana. ¿Por qué no le entras a ser vendedor de filtros? Ganan súper y viajan mucho. Los domadores de tigres son de las profesiones mejor pagadas. Eso puedes estudiar. Un pintor y resanador de monumentos es de lo más respetado por el sueldazo y admiración que reciben de la gente, mijo.

¡Orale! Siguieron así como durante seis horas más. Ya no los escuché. Decidí guiarme por mi indestructible y anormal instinto nómada. Tomé la decisión de no estudiar y me fui a probar suerte de cargador a la Central de Abasto. He hecho mi dinerito.Ando con tres morritas a la vez..Ahora vendo tamales bien sabrosos y ruleteo una micro, el dinero no me falta; pues al fin y al cabo a mi me interesa ser un hombre respetable y tener chamacas de a montón.



laj

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