Hace treinta meses pedí una pizza por teléfono. Creí que la mercadotecnia del lugar era real. 30 minutos o menos era casi un sueño. Ahora lo entiendo.
Después pasaron treinta días con sus noches. Nada.
Sólo esperaré hasta mañana en que se harán los 30 meses.
A pesar de todo sigo teniendo fe en la humanidad.
Fin
laj
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